La Generación Z está tratando a sus jefes como a una cita que salió mal: el 93% reconoce hacerles ghosting laboral y el 87% ni siquiera se presenta

La Generación Z está tratando a sus jefes como a una cita que salió mal: el 93% reconoce hacerles ghosting laboral y el 87% ni siquiera se presenta 6r3811

  • Un 56% de los Gen Z reconocen que volverían a hacer lo mismo si tienen la oportunidad 6o4j5e

  • Encontrar una solución al ghosting laboral beneficiaría a jóvenes y a empresas 3y2723

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Generacion Z Ghosting
ruben-marquez

Rubén Márquez

Editor - Trivia
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Rubén Márquez

Editor - Trivia

Frente a los problemas del mercado laboral a los que se enfrenta la Generación Z, resulta inevitablemente sorprendente una insólita paradoja que afecta al 93% de los jóvenes que consiguen ganarse la atención de la empresa. Esa gran mayoría de los Generación Z deciden actuar ante sus futuros jefes como si estuviesen ante una mala cita: haciéndoles ghosting y dejándoles en la estacada.

Así lo recogía la encuesta del grupo Indeed en una muestra repartida entre 1.500 negocios y otros 1.500 trabajadores de Reino Unido, destacándose que el 75% de los trabajadores ha ignorado en el último año a los que apuntaban a ser sus jefes tras superar los procesos de selección. En el caso de la Generación Z, la muestra detrás de estas prácticas van mucho más allá.

La tendencia del ghosting laboral en la Generación Z 3o6572

Tal y como demuestran las cifras confirmadas por los propios Gen Z, tras superar procesos de entrevistas, conseguir el trabajo, y hasta terminar firmando el contrato, el 87% decide desaparecer sin dejar rastro sin presentarse siquiera al primer día de trabajo. Aunque todas las generaciones parecen haber caído en algún momento en la práctica, los más jóvenes son los únicos que, lejos de acercarse al arrepentimiento, muestran ese ghosting con cierto orgullo.

Más de la mitad de los Generación Z, alrededor de un 56%, reconoce que volvería a actuar de la misma forma, y aunque un 31% de los encuestados considera el ghosting laboral como una estrategia aceptable para gestionar sus carreras antes de iniciar el proceso de entrevistas, el 28% cree estar en su derecho de hacerlo cuando ya ha iniciado las conversaciones con el equipo de contratación.

La razón detrás de la tendencia entre los Gen Z está en lo que ellos mismos denominan como una medida que les hace "tener bajo control su carrera". Un empoderamiento motivado por la necesidad de protestar contra los sueldos bajos, o incluso la falta de condiciones realmente estimulantes, que les permite reducir el estrés de la situación.

Para evitar la confrontación contra esos futuros jefes o empresas, en realidad lo único que tienen que hacer es acudir a algo tan simple como desaparecer del mapa. En el mejor de los casos, las compañías pueden darse por satisfechas con una llamada o un mensaje de texto.

El problema, en cualquier caso, está lejos de tener su origen en la propia Generación Z. A grandes rasgos, en realidad estamos ante una de esas situaciones en las que se ha dado la vuelta a la tortilla. Hasta hace no mucho eran las empresas las que, desbordadas por las respuestas a ofertas de trabajo, seleccionaban a los empleados que mejor les convenían y dejaban sin respuesta al resto. Podría decirse que, en cierto sentido, detrás de esta moda también hay algo de venganza.

El ghosting es un problema, ¿pero cómo lo arreglamos? v6r4l

Llegados a este punto, es evidente que el ghosting laboral se ha convertido en un problema que, además, no termina beneficiando a nadie. Sin embargo, quedarnos en la queja no soluciona absolutamente nada más allá de hacernos conscientes de que esta situación existe. Lo primordial, y más aún en un periodo de constantes cambios en la cultura laboral en lo que respecta a la Generación Z, es analizar cómo hemos llegado hasta aquí y qué soluciones hay en el horizonte.

En primer lugar la Generación Z se queja de que, más allá de que las ofertas sean cada vez menos competitivas, en gran medida porque estamos en plena etapa de despidos a gran escala y sobra personal sobrecualificado, los procesos de selección están lejos de ser lo más transparentes posibles. Hemos dado por hecho que un no como respuesta, o un ghosting por parte de la empresa en el peor de los casos, es más que suficiente como para rechazar a un candidato.

Siendo la comunicación abierta una señas de identidad de las nuevas generaciones, rechazar esa vía plantea una situación de estrés innecesaria que, además, impide que esos candidatos vuelvan a intentar de nuevo sumarse a una oferta de la misma compañía aprovechando lo aprendido en procesos anteriores. En plena era de la automatización, limitar esos mensajes a un mero "su solicitud ha sido rechazada" hace que el interés de los jóvenes decaiga.

Que esos procesos de selección sean cada vez más farragosos y lentos, enquistándose a base de entrevistas y pruebas que terminan liquidándose con una respuesta similar a la anterior, no ayudan a que los jóvenes de las nuevas generaciones estén a la altura del compromiso previsto por la propia empresa.

Solucionar este tipo de problemas que parecen inherentes a la Generación Z, pero que en realidad terminan salpicando a todos por igual, pasa por que empleados y empresas se beneficen por igual de un debate que, visto el panorama, hace mucho que deberíamos haber empezado a abordar.

Imagen | Axarfusion en Midjourney

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