Raquel Cervantes
Editora - StreamersMikasa es uno de los personajes más fuertes de Ataque a los Titanes y le debe su resistencia a la familia Ackerman. Sin embargo, detrás de la guerrera se esconde un increíble detalle que Isayama tuvo en cuenta a la hora de elegir su nombre. Es la magia de la ficción: detrás esconde una base real que nos permite saber mucho sobre el trasfondo de los personajes y su personalidad. Que Mikasa se llame así no es solo un meme en España, también un ejemplo de fortaleza.
La gran historia de Mikasa
Isayama fue muy inteligente al hacernos creer que Ataque a los Titanes iba sobre la libertad de un grupo de humanos encerrados tras unos muros. Desde el comienzo, el autor sabía perfectamente que la naturaleza humana se impondría y la guerra lo inundaría todo. Lo que comenzó como una lucha contra seres monstruosos, se tornó en una historia política y llena de debates éticos y morales. Dentro de esta, la figura de Mikasa era fundamental, no solo por su vinculación con Eren, sino también por el rol de soldado que desempeña. Su nombre no fue elegido al azar y tras él se esconde un gran relato de resistencia.
Mikasa es pura energía bruta. Si entra en acción, no hay enemigo capaz de sobrevivir, pero también es resistencia, tanto física o mental. Mikasa siempre ha representado la fuerza, pero en los últimos compases de la historia, también debe hacer uso de una fortaleza mental capaz de resistir todos los contratiempos de la vida. ¿Y qué mejor que el nombre de un acorazado para representarlo?
El acorazado Mikasa se construyó en 1902 como una versión mejorada de los barcos japoneses del momento. Su desempeño durante la guerra ruso-japonesa lo elevó a la categoría de uno de los mejores buques bélicos del mundo. Su desempeño en la Batalla de Tsushima arrasó con más de 4.000 soldados enemigos. Tanto fue así que, tras la Primera Guerra Mundial, se obligó a los nipones a destruir el barco, no sin antes haber sobrevivido a un incendio. Pero el Mikasa representaba los mejores valores nacionales del país, así que el gobierno insistió en que permaneciera como un barco conmemorativo. Tras la entrada de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, el barco sufrió los desperfectos de una intervención ajena que no respetaba los valores que transmitían. Y aún así, sobrevivió.
Las hazañas del Mikasa recorrieron todo el mundo, hasta el punto que en 1955 bajo el interés del empresario inglés John Rubin, Japón decidió volver a restaurarlo. A día de hoy se trata de un museo que se encuentra en la costa de Yokosuka.
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